El cinismo multidimensional del Partido Comunista de Cuba

El cinismo multidimensional del Partido Comunista de Cuba

El periódico Granma, en medio de una crisis multidimensional que sorprendería a cualquier experto de Naciones Unidas, presume de un logro sustentado en información desactualizada e incompleta.

El pasado 9 de abril el diario oficialista Granma publicó uno de esos editoriales macarrónicos que hace arder las redes sociales. “Cuba es el segundo país con más bajo índice de pobreza multidimensional”, anunciaba el bodrio que no especificó a partir de cuáles parámetros se llegó a dicha conclusión, ni mencionó a los especialistas encargados de calcularlos, ni anexó el listado de países (105 según la nota) con los que Cuba fue comparada para quedar en tan gloriosa posición.

La noticia había aparecido horas antes en un tweet del Ministerio de Economía y Planificación, en el que tampoco se revelaba si los datos fueron aportados por comisiones internacionales de expertos que trabajaron in situ; o si los “ingenuos” funcionarios de la ONU aceptaron, una vez más, el reporte maquillado por el régimen sobre el Índice de Pobreza Multidimensional (IPM) en la Isla.

Desarrollado desde 2010 por el Programa de Desarrollo de las Naciones Unidas y la Iniciativa sobre Pobreza y Desarrollo Humano de Oxford, el IPM no busca evaluar la pobreza monetaria, sino medir tres dimensiones que inciden directamente en el bienestar de los seres humanos: salud, educación y estándar de vida. Éstas, a su vez, contienen una serie de indicadores (atención médica, mortalidad infantil, nivel de escolaridad, acceso a combustible, vivienda, sanidad, agua potable, electricidad y activos, fundamentalmente electrodomésticos) que analizados en su conjunto conforman el Índice de Pobreza Multidimensional de cada individuo.

En el informe de 2020, para el cual fueron evaluados 107 países, Cuba ostenta el lugar 18 en base a los datos aportados por la Encuesta Nacional de Ocupación aplicada en el año 2017 por la Oficina Nacional de Estadísticas e Información (ONEI); aunque un artículo de Granma señala que tal pesquisa fue conducida en el año 2016. Imprecisiones aparte, ninguna comisión de Naciones Unidas comprobó de primera mano el comportamiento de los indicadores en la población de la Isla; y por otro lado, la información recabada a través de una institución al servicio del régimen no es confiable.

La tabla número 1 del Índice de Pobreza Multidimensional del año 2020 para países en desarrollo revela que según la citada Encuesta Nacional de Ocupación, ningún cubano está en situación de pobreza multidimensional extrema y solo un 1.6% de la población es vulnerable a la misma. Las casillas correspondientes a la población que vive por debajo del umbral de la pobreza, fijado en un ingreso mínimo diario de 1.90 dólares, están en blanco; mientras que en la tabla número 2, que registra las variaciones del índice de pobreza multidimensional a lo largo del tiempo, Cuba ni siquiera aparece.

El periódico Granma, en medio de una crisis multidimensional que sorprendería a cualquier experto de Naciones Unidas, presume de un logro sustentado en información desactualizada e incompleta, como si los cubanos no estuviéramos plenamente conscientes de las dimensiones de nuestra miseria; tan generalizada que está engullendo al sistema de salud, el último laurel que le quedaba a la dictadura para alardear ante el mundo.

El acceso a Internet ha desnudado verdades barridas bajo la alfombra durante décadas. Son bien conocidos el déficit de viviendas en todo el país; los graves problemas de abastecimiento de agua potable en el centro mismo de la capital; el patrimonio agrícola arrasado por planes descabellados y relaciones de propiedad injustas, que fomentan la desidia y la corrupción; las condiciones en que viven ancianos y madres con hijos en edad escolar, sin un mínimo de comodidad para realizar las labores domésticas; la proliferación de caseríos insalubres, construidos por gentes sin hogar que son tratadas como ilegales dentro de su propio país; la persecución al sector privado; el alto nivel de desempleo camuflado por la “luchita”; y el atraso del sistema educacional cubano que obliga a los padres a contratar tutores para compensar el adoctrinamiento cavernario que reciben sus hijos de maestros improvisados en su mayoría, profundamente incultos, con faltas de ortografía y pésimo vocabulario.

Granma se jacta de otra mentira a pocos días de un Congreso donde mucho se hablará de fortalecer el trabajo político-ideológico, y casi nada sobre la mejor manera de lograr indicadores que posicionen a Cuba como un país verdaderamente en vías de desarrollo. Solo hay que echarle un vistazo a la sección de comentarios para comprobar hasta qué punto la prensa oficial ha perdido credibilidad entre los lectores.

Imposible determinar si la intención de quien escribió la nota es, además de desinformar, burlarse, ofender o exacerbar la rabia de un pueblo que cada día vive peor; algo que sabrían los expertos de Naciones Unidas si abordaran el tema “Cuba” con imparcialidad.

La condescendencia del mundo libre ha sido tan perjudicial para la Isla como el despotismo de un régimen que legisla con el único fin de restringir cada vez más el derecho de sus ciudadanos al aprovechamiento de los recursos económicos, naturales y tecnológicos; al control de la tierra y otras formas de propiedad; a la autodeterminación y el progreso.

Para el castrismo solo existe un Plan de Desarrollo Sostenible: el que le permita continuar en el poder a costa de las remesas que envía la emigración cubana, la exportación de servicios médicos, la estupidez de los inversionistas y la influencia política que le prodigan gobiernos y organizaciones internacionales igualmente deshonestos.

El cinismo multidimensional del Partido Comunista de Cuba